Las firmas Hogan Lovells y Shearman & Sterling pusieron fin a las conversaciones sobre una posible fusión que habría creado un bufete de abogados con ingresos de más de 3.000 millones de dólares y un gigante de unos 3.500 abogados en todo el mundo.
David Beveridge, socio mayoritario de Shearman, y el director ejecutivo de Hogan Lovells, Miguel Zaldivar, eran quienes lideraban las negociaciones para una posible combinación. Se dio a conocer que el acuerdo con Shearman, con sede en Nueva York, prometía transformar la práctica estadounidense de Hogan Lovells.
Los despachos revelaron la decisión de no proceder con lo que hubiera sido una de las fusiones de firmas de abogados más importantes y ambiciosas hasta la fecha en un comunicado conjunto dado a conocer el pasado jueves.
“Nuestras firmas han estado en conversaciones preliminares y exploratorias con respecto a una posible combinación. Después de una cuidadosa consideración, hemos acordado mutuamente que una fusión en este momento no es lo mejor para ninguna de las dos firmas”, dijo la nota.
“Estamos profundamente impresionados con los negocios, las prácticas y las personas de cada uno y nos deseamos éxito continuo”, concluyó el comunicado.
El viernes, horas después de que las firmas anunciaran el fin de las negociaciones, un equipo de 20 abogados, encabezado por los socios Florian Harder, Florian Ziegler y Jann Jetter, dejó la oficina de Shearman en Múnich para unirse a Morgan Lewis & Bockius.
Mientras tanto, Hogan Lovells dio a conocer, el pasado mes de febrero, un resumen de los resultados financieros para el año fiscal 2022, anunciando los ingresos globales que fueron los segundos más altos en la historia de la firma, según el CEO de Hogan Lovells, Miguel Zaldivar.