Isabel Iglesias: “la tecnología no es un salvavidas del sector jurídico, pero sí es un partner imprescindible”

Para la abogada, la tecnología es un medio de vida y de trabajo
15 de junio |
Por Heidi Maldonado

Se describe como “una jurista y tecnológica irremediable”, se trata de Isabel Iglesias, Knowledge & Legaltech Advisor en la firma Pérez-Llorca, coorganizadora del Legal Hackers Madrid y quien recientemente se ha incorporado al Observatorio de Innovación de Lefebvre.

Es abogada, estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, en Venezuela, y “desde que cursaba segundo año de carrera trabajaba en el Poder Judicial de Venezuela, cuando los tiempos a nivel judicial eran otros. Luego, me trasladé a España, homologué mi título en la Universidad de Salamanca, me fui a Londres un tiempo para afianzar mi parte jurídica del inglés, y a mi vuelta a Madrid me incorporé en el Departamento de Gestión del Conocimiento de un despacho inglés. Gracias a esa incursión, he seguido aprendiendo y creciendo profesionalmente en grandes firmas. Me encanta compaginar iniciativas enriquecedoras, como mis funciones en el equipo de Gestión del Conocimiento, mi colaboración con el Observatorio de Innovación de Lefebvre o la organización de Legal Hackers Madrid, donde coordinamos formación sobre tecnología y derecho para la comunidad que participa”.

“Nací en Venezuela, soy la mayor de tres hermanos (lo que me hace ser híperresponsable), metódica, creativa, curiosa y proactiva. Me gusta estudiar (estoy terminando el máster de Propiedad Intelectual en la Universidad Carlos III de Madrid) y disfruto compartiendo el conocimiento con personas distintas a mí, de diferentes nacionalidades y culturas, con diferentes profesiones y puntos de vista. Me gusta mucho ayudar a quien lo necesite de forma colaborativa y altruista”.

Cuenta que sus tres roles los compagina con mucha organización y pasión, disfruta todo lo que hace, “y eso hace que nada me pese, al contrario, me encanta tener proyectos, aprender de los profesionales con los que trabajo (que me inspiran y enseñan tanto cada día), y en general, participar en temas diversos aportando mi visión de las cosas y poniendo mi granito de arena”.

Para Isabel, la clave para el éxito se traduce en obrar bien, la pone de mal humor el egoísmo, como buena venezolana la arepa está entre sus comidas favoritas y entre las personas que más han influido en su carrera están Laura Fauqueur y Sara Molina

¿En qué proyecto (s) trabajas actualmente?

Desde Legal Hackers estamos organizando los próximos eventos que llevaremos a cabo (como el Computational Law & Blockchain Festival), y estamos deseando poder reunirnos nuevamente de forma presencial con toda la comunidad.

Académicamente siempre estoy estudiando e investigando y actualmente me encuentro más metida en el campo de la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías.

Profesionalmente, trabajo en diversos proyectos jurídico/tecnológicos del departamento de Gestión del Conocimiento.

¿Ocupada? Sí, mucho, pero sobre todo, muy contenta.

¿Cuál es tu contribución al avance de la tecnología legal?

Mi modesta contribución consiste en colaborar en la formación de los profesionales jurídicos en materia tecnológica, principalmente facilitando que el conocimiento fluya a través de sesiones de formación, hackatones y encuentros que organizamos desde Legal Hackers Madrid. La transferencia del conocimiento y el uso de la tecnología son dos pilares para la eficiencia y excelencia jurídica.

¿Cómo crees se adaptaron las firmas, desde la innovación y la tecnología, en este nuevo contexto?

Creo que muchas de ellas se han adaptado a marchas forzadas a esta nueva “realidad”, pero en general, han hecho una transición bastante aceptable, ya que la tecnología ya estaba presente y solo hubo que potenciarla aún más.

En relación con la utilización de Inteligencia Artificial (IA), según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad esta tecnología tiene un bajo nivel de adopción en las empresas europeas. Sin embargo, España figura por encima de la media (con un 7 % frente a la media europea de 6 %), y un 18 % de las grandes empresas españolas ya apuestan por la IA. Esta situación no es ajena al sector jurídico, y desde hace años las grandes firmas están invirtiendo y desarrollando sistemas de IA que incluyen aprendizaje automático a través del big data, chatbots, y procesamiento de lenguaje natural, que están siendo aplicados en diversos procesos internos, como en due diligence y gestión masiva de datos, generando una gran ventaja competitiva y ofreciendo a los clientes, entre otros muchos beneficios, un ahorro significativo de tiempo y costes (ya que el tiempo de los abogados se dedica a áreas estratégicas y de alto valor añadido), y una mayor coherencia y precisión (ya que se mitiga el error humano).

Además, todo este avance experimentado ha demostrado la necesidad que tenemos de utilizar la tecnología en nuestro día a día, y se ha entendido que es el gran aliado que toda firma/organización debe tener: da igual si eres un despacho de abogados, un laboratorio o un supermercado. La tecnología es un medio de vida y de trabajo.

En esta nueva normalidad, el teletrabajo se ha impuesto como una manera de supervivencia, no solo en el sector legal, sino en cualquier industria, pero hay riesgos asociados a esta modalidad, entre ellos, la ciberseguridad y la falta de relaciones intersociales que aporta cercanía y humanidad para la solución de conflictos… ¿Cuál es tu reflexión en relación a este tema? ¿Qué medidas se deben tomar, desde tu experiencia, para evitar ser víctimas de incidentes de seguridad?

La situación derivada de la COVID-19 ha obligado a muchas empresas a teletrabajar de forma constante de la noche a la mañana y, gracias a que previamente ya disponían de la tecnología necesaria (y la utilizaban solo cuando lo necesitaban), pudieron hacerlo sin grandes novedades cuando la pandemia lo impuso. La situación es un poco distinta en las pymes y despachos más pequeños. Sin embargo, superado ese período de rápida adaptación, ahora es el momento de seguir reforzando las medidas de ciberseguridad existentes ya que, así como ha proliferado el teletrabajo, también ha crecido el número de ciberataques.

Desde mi punto de vista, toda organización debe estar preparada para estas situaciones, no solo dotándose de medidas técnicas y de profesionales competentes a cargo, sino sobre todo concienciando a sus trabajadores al respecto.

La respuesta pasa siempre por la formación de calidad. Los últimos ataques de los que hemos tenido noticias (como por ejemplo el ciberataque sufrido por el SEPE en marzo, o el ciberataque al oleoducto Colonial Pipeline en EE.UU.) están relacionados con el ransomware, y la instalación de este tipo de software dañino puede evitarse con la debida capacitación de los trabajadores y estando siempre alerta.

De hecho, conscientes de la importancia de la ciberseguridad, desde Legal Hackers organizamos hace un par de meses un Meetup en el que contamos con el apoyo institucional de INCIBE, y con grandes profesionales del sector (Paloma Llaneza y David Marqués) para hablar sobre esto. Una de las conclusiones del encuentro fue que la cultura de los empleados es la medida más efectiva para combatir estos ciberataques.

“La necesidad de actualización tecnológica en el sector legal siempre ha existido y la pandemia lo que ha hecho es acelerar el requerimiento de esa innovación”… ¿Estás de acuerdo con esta afirmación, qué opinas al respecto?

Creo que el sector jurídico tradicional ha sido siempre muy cauteloso/cuidadoso con la implementación de la tecnología, y tiene sentido, ya que siempre ha tenido como objetivo el brindar seguridad a todos los intervinientes. Por ello, creo que el uso de determinada tecnología ha requerido muchos años de pruebas, mucha inversión económica, y tiempo para madurar.

Creo que al día de hoy es innegable la importancia que tiene a nivel competitivo el hecho de que un despacho tenga implementadas herramientas tecnológicas y las utilice de forma eficiente en pro de sus clientes. Dicho esto, estoy de acuerdo con la afirmación que comentas.

Para aquellas firmas menos preparadas tecnológicamente, la pandemia derivada de la COVID-19 ha permitido poner en evidencia esas carencias y potenciar el uso de la tecnología. Sobre si la tecnología es un salvavidas, creo que no es una opción, es inevitable (como es inevitable el futuro, pero es que, además, puede ser buena). Creo que hoy más que nunca en el sector jurídico será necesario para enfrentar muchos de los cambios que estamos experimentando gracias a la incursión de la tecnología en todos los sectores. ¿Salvavidas del sector jurídico? No, pero sí, un partner imprescindible.

¿Qué podemos esperar en este 2021 en cuánto a avances en tecnología legal?

Está siendo un año convulso y acelerado, donde proliferan tecnologías (por el ejemplo el boom de los NFTs) y posteriormente revienta la burbuja. Por ello creo que hay que ser cautelosos ya que todo ocurre a una velocidad vertiginosa.

A nivel de la Unión Europea se está avanzando a nivel regulatorio en temas tan importantes como la identidad digital europea (la semana pasada veía luz la propuesta de marco regulatorio de la Comisión Europea), la regulación de la tecnología de inteligencia artificial (la Comisión Europea publicó a finales de abril su propuesta inicial) y la regulación del mercado de criptoactivos (la Comisión Europea emitió su propuesta de reglamento “MiCA” markets in crypto-assets en septiembre de 2020), por lo que conviene estar atentos a todos estos cambios.

¿Cómo lograr que el derecho y la tecnología se entiendan?

Creo que es importante contar con perfiles tecnológicos y jurídicos que trabajen en conjunto para resolver los retos a los que nos enfrentamos y solucionar los problemas que se encuentran nuestros clientes. Cada uno de ellos aporta su visión, su experiencia, y esa colaboración entre equipos multidisciplinares es la que garantiza el éxito. Este entendimiento siempre debe llevarse a cabo desde el respeto y reconocimiento por el trabajo del otro. En resumen: necesitamos perfiles transversales trabajando juntos.

¿Por qué es tan importante la transformación digital en el sector jurídico y cómo ves a este sector en el futuro?

Creo que es fundamental estar abiertos al cambio, y tener capacidad de adaptación al entorno (un entorno cambiante), pero no solo en nuestro sector, en general en todos los sectores. Es algo que representa a los tiempos que vivimos. Ya dijo Darwin: adaptarse o morir.

Respecto al futuro del sector jurídico: lo veo como un sector necesario e interesante, ya que la realidad que vivimos hace que surjan situaciones complejas, que requieren respuestas sofisticadas desde el punto de vista jurídico, y esa labor de acompañamiento a los clientes, y de comprensión de la situación, será fundamental.

¿El legaltech es un mal necesario o por el contrario abre un mundo de posibilidades (y de negocios) a quienes lo sepan aprovechar?

Es un mundo de posibilidades, sin duda. Hemos avanzado mucho, estamos descubriendo las posibilidades que nos ofrece la tecnología, pero aún tenemos un mundo por delante que crear y eso es maravilloso.

En pocas palabras…

¿Qué es lo más inteligente que te han dicho nunca (y quién lo dijo)?

“Manos que no dais, ¿qué esperáis?”. Mi abuela.

¿Quién (para bien o para mal) ha sido la persona que más ha influido en tu carrera? ¿Por qué?

No es una persona sino muchas, y todas de ellas (casualmente) han sido mujeres maravillosas que me han influenciado positivamente a seguir creciendo, me han servido de ejemplo, y me han ayudado cuando lo he necesitado.

Aquí incluyo a mis compañeras de Legal Hackers (Laura Fauqueur, Sara Molina y Cristina Martínez Laburta), a excompañeras de trabajo (como Manuela Mortazavi), o actuales como Marisa Delgado. Todas ellas tienen en común que son grandísimas profesionales, pero aún mejores personas, y siempre es un privilegio compartir con ellas porque tienen una energía muy bonita, positiva y me inspiran.

¿Su nacionalidad?

Venezolana y española.

¿Un libro?

“Mi historia” de Michele Obama. Toda una inspiración.

¿Un deporte?

Spinning.

¿Un hobbie?

Bricolaje en general.

¿Una canción?

Imposible decidir una.

¿Su película/serie favorita?

Soy más bien de series: The Crown, Years and Years, This is Us, Black Mirror.

¿Su comida favorita?

Arepas, tortilla de patatas, un buen solomillo.

¿Se te da la cocina, cuál es tu platillo estrella?

Sopa de pollo… (¡eso dice mi chico!)

¿Un recuerdo de la infancia?

Mis primeros días de curso escolar, con todos mis cuadernos y lápices nuevos, ¡lista para comenzar!

¿Qué te pone de mal humor?

El egoísmo.

¿Una clave para el éxito?

Obrar bien.

¿Qué te inspira?

Las personas… tanto las que tengo cerca en mi día a día, como los que no conozco, pero hacen cosas buenas por los demás.

¿Una herramienta de legaltech necesaria?

Cualquiera que tu organización necesite para optimizar procesos, reducir tiempos y bajar costes.

¿Una frase inspiradora?

“Permanece siempre fiel a ti mismo y nunca dejes que otra persona te distraiga de tus metas”.

¿Mujeres & legaltech es igual a?

Creatividad y trabajo en equipo.

¿Qué lección te ha enseñado la pandemia?

Profesionalmente, me ha enseñado lo importante que es pertenecer a una organización que se preocupe por su gente (y a estar agradecida por ello). Personalmente, a disfrutar más el presente.

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