Por Cristóbal Gil, asociado del área de Medioambiente de Barros & Errázuriz
Con fecha 13 de junio de 2022 se publicó en el Diario Oficial la Ley Marco de Cambio Climático. Interesa el alcance y marco general que implica la publicación de esta norma, en particular en su objetivo declarado de “hacer frente a los desafíos que presenta el cambio climático, transitar hacia un desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero y otros forzantes climáticos, hasta alcanzar y mantener la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero al año 2050, adaptarse al cambio climático, reduciendo la vulnerabilidad y aumentando la resiliencia a los efectos adversos del cambio climático, y dar cumplimiento a los compromisos internacionales asumidos por el Estado de Chile en la materia” (artículo 1° de la Ley).
Resulta especialmente destacable el objetivo de la Ley de alcanzar la neutralidad en la emisión de gases de efecto invernadero al año 2050, pues lo anterior se enmarca en un compromiso asumido por Chile en la actualización del año 2020 de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) tras la firma del Acuerdo de París en el año 2015. Lo anterior demuestra que la dictación de la Ley Marco de Cambio Climático viene en explicitar ciertos compromisos ya asumidos internacionalmente por nuestro país, de manera de hacerlos aplicables de forma directa en la propia legislación interna.
En este sentido, con la dictación de la Ley se podrán adoptar medidas y políticas públicas dirigidas a solucionar los desafíos ya existentes en nuestro país derivados en parte de los efectos del cambio climático. Lo anterior sin duda implica avances en la gestión de la adaptación necesaria a los nuevos escenarios climáticos que están afectando a nuestro país, como lo es la patente sequía existente desde hace ya una década.
Sin embargo, debemos ser cautos en la evaluación de los efectos inmediatos de la Ley, pues más que establecer obligaciones directas, señala un horizonte normativo que debe ser, en gran parte, aún implementado a través de los instrumentos de gestión nacional, regional y local señalados en la propia Ley, como lo son por ejemplo (i) la Estrategia Climática de Largo Plazo; (ii) el Reporte de Acción Nacional de Cambio Climático o RANCC; (iii) los Planes de Acción Regional de Cambio Climático; y (iv) los Planes Estratégicos de Recursos Hídricos en Cuencas, por nombrar algunos.
Algunos de estos instrumentos, como la Estrategia Climática de Largo Plazo, ya se encuentran elaborados y pendientes de publicación, y los artículos transitorios de la Ley indican que mantendrán su vigencia. Pero respecto de los Planes de Acción Regional de Cambio Climático, por ejemplo, se señala un horizonte de tres años para su elaboración, la que además implicará el estudio de los distintos contextos climáticos de cada región y su caracterización de vulnerabilidad.
Lo anterior es especialmente relevante considerando que estos instrumentos normativos regionales deberán se elaborados a través de un procedimiento por definir en un futuro reglamento; considerando además etapas de participación ciudadana y la opinión del nuevo Consejo Consultivo Regional del Ministerio del Medio Ambiente., todo lo cual posiblemente ampliará los plazos indicados para la elaboración de estos nuevos instrumentos normativos.
Todo lo señalado permite afirmar que gran parte de los instrumentos normativos señalados en la Ley se encontrarán implementados en un horizonte de tres o cuatro años. De esta forma, la creación del marco normativo general que establece la Ley Marco de Cambio Climático sin duda es positivo, pero sus efectos concretos podrán ser evaluados correctamente en un horizonte de mediano plazo.
Lo anterior debe hacernos conscientes de la necesidad de que las expectativas respecto de los resultados de la dictación de la nueva Ley Marco de Cambio Climático sean moderadas teniendo en cuenta los plazos asociados a la elaboración de todo el nuevo marco normativo. Sin embargo, su dictación constituye un claro avance para hacer frente a los desafíos de una realidad tan concreta como lo es, al día de hoy, el cambio climático.