Hablemos de interseccionalidad

Publicado el noviembre 01, 2022, 10:51 pm
FavoriteLoadingAdd to favorites 5 mins
1 de noviembre de 2022 |
Por Ángela María Jurado Echeverri, asociada Gómez Pinzón Abogados

Las mujeres hemos luchado por lograr equidad en el mundo laboral, en la política y en el hogar. Aunque hemos hecho grandes avances, en los últimos años se ha venido reconociendo que además existen otros factores que afectan a unas mujeres más que a otras; porque, seamos sinceros, no es lo mismo hablar de las oportunidades y retos de las mujeres heterosexuales y blancas, que de las que no son heterosexuales y/o blancas. Es así que surge el término “Interseccionalidad”, que no es otra cosa que la intersección entre varias identidades sociales.

Aunque la teoría de la interseccionalidad tiene su origen en los 90s, cuando mujeres como Patricia Hill Collins publicaron libros como “Black Feminist Thought: Knowledge, Consciusness and the Politics of Empowerment”, este concepto ha transformado los estudios de género de los últimos años. Collins dice en sus escritos que el género debe ser entendido en el contexto de las relaciones de poder que se dan entre las diferentes identidades sociales.

Recientemente, diferentes autores se han enfocado en estudiar la interseccionalidad de la raza, etnicidad, sexualidad, género, clase social, ciudadanía, religión, edad, y muchas otras dimensiones de la identidad (entendida como la categoría con la que un individuo se identifica) que reflejan diferentes realidades para las mujeres, y que deben ser tenidas en cuenta cuando se revisan las brechas, y cuando se diseñan e implementan políticas para disminuirlas. Y la realidad de la interseccionalidad es que, de acuerdo con Stephanie Shields, en “Gender: An Intersectionality Perspective”, esta crea tanto opresión como oportunidad, lo cual se traduce en que algunas mujeres tienen más estatus, oportunidades y premios, que las que están en el lado de la opresión.

Por ejemplo, se ha demostrado que, en comparación con las mujeres blancas, las mujeres afro tienden a ocupar cargos menos cualificados y con menor remuneración económica (e.g. empleadas del servicio doméstico). Según Jeanny Posso, economista y doctora en antropología que estudió los mecanismos de discriminación étinco-racial, clase social y género, es posible afirmar que hay una relación directa entre la geografía y las regiones que acompaña a la discriminación racial y/o étnica en Colombia, en donde las regiones con mayores deficiencias en servicios del Estado son las que más grupos étnicos tienen como habitantes.

Por su parte, un estudio reciente del Colegio de Estudios Superiores de Administración -CESA determinó que Colombia es el país que más avances ha tenido en equidad de género empresarial, teniendo un crecimiento anual de 1.5 % en la participación de mujeres en juntas directivas. Sin embargo, advirtió que a pesar de que en general las mujeres siguen estando mal representadas en juntas directivas, esta realidad es aún peor cuando se revisa la participación de mujeres afro. Según Forbes, este estudio concluye que de 165 puestos de mujeres en juntas directivas de empresas que cotizan en bolsa, solo 3 (1.8 %) pertenecen a mujeres afro. Y en la población total de miembros en juntas directivas, solo 0.4 % son mujeres afrodescendientes.

En conclusión, la interseccionalidad afecta todos los ámbitos en donde estén presentes las mujeres. Pero lo primero que hay que hacer es aceptar que existe y ojalá hacer un esfuerzo para entender las diferentes identidades sociales de los trabajadores dentro de las organizaciones para poder analizar puntualmente las necesidades de los diferentes grupos. Y lo más importante es que entendamos y aceptemos que hay unas personas (incluso algunas mujeres) que tienen más privilegios que el resto. Partiendo de ahí, se puede crear políticas que puedan impulsar a las personas con identidades sociales de grupos tradicionalmente oprimidos. En mi opinión, esa es la mejor forma de avanzar en la lucha para cerrar la brecha de género, beneficiando verdaderamente a todas las mujeres, y no a unas pocas.