Por María Fernanda Espinosa, asociada sénior del área laboral, de Barros & Errázuriz
Desde hace ya un tiempo que el llamado ESG – sigla en inglés por Environmental, Social and Governance – viene sonando fuerte en las empresas, y pese al escepticismo inicial, no hay duda del creciente interés y preocupación de las compañías respecto a la relevancia de considerar los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo en sus estrategias. Si bien inicialmente fueron los inversionistas quienes pusieron la atención respecto a los criterios ESG, hoy en días los consumidores, trabajadores y demás actores están también requiriendo a las empresas una mayor atención respecto de los impactos sociales y ambientales de su actividad.
Probablemente de las tres aristas que conforman el ESG, hasta ahora aquella concerniente a las cuestiones ambientales es la que ha tenido mayor visibilidad. Sin embargo, cada vez son más las empresas que se están enfocando también en el carácter “social” y de “gobernanza” del ESG, por lo que han ido adquiriendo un mayor protagonismo. Es precisamente en estos últimos dos aspectos, donde la relación entre empresa y trabajadores cobra relevancia.
En el ámbito laboral hay una variedad de prácticas y políticas laborales respecto de las cuales se está requiriendo a las empresas hacerse cargo, desde las estrategias de reclutamiento y retención hasta las buenas prácticas laborales. Las políticas de igualdad, diversidad e inclusión son hoy claves en la estrategia social de las empresas donde se espera que fomenten un entorno de trabajo más diverso e inclusivo. En materia de salud y bienestar resulta relevante para las empresas examinar cómo protegen la salud de sus trabajadores (tanto mental como física) y de qué forma la organización los apoya. Por otra parte, las políticas o prácticas tendientes a conciliar la vida laboral y familiar son también parte clave de la arista del ESG, que se relaciona con el mundo del trabajo y que las empresas deben comenzar a evaluar e incluir en sus estrategias. Por último, los planes de compensación a ejecutivos comienzan también a incorporar objetivos y métricas relacionadas al ESG.
Los aspectos laborales del ESG al interior de una empresa son variados, por lo que es recomendable y necesario que las empresas fijen de forma adecuada sus objetivos y estrategias, ya que de lo contrario se corre el riesgo de perderse el real foco. Por otro lado, en caso de establecerse incentivos y metas, será clave que estas se fijen correctamente, que no se trate de metas inalcanzables, pero que tampoco las empresas sean autocomplacientes para evitar que los actores relevantes consideren que el esfuerzo es débil o insuficiente. El fenómeno del ESG ya es una realidad como nueva forma de creación de valor y los distintos actores del mercado esperan que las empresas respondan positivamente a esta creciente demanda de prácticas empresariales sostenibles, más respetuosas con el medioambiente y la sociedad. Los trabajadores del mundo actual, especialmente aquellos de las nuevas generaciones, millenial y z, buscan trabajar en empresas que tengan un “propósito” y cuyos altos estándares laborales vayan más allá del mero cumplimiento normativo.
En definitiva, para que una empresa siga generando valor se espera hoy que el ESG en todas sus aristas sea parte de su estrategia de sostenibilidad y de su cultura empresarial. En los tiempos actuales, no contar con una estrategia ESG en el ámbito laboral como en los demás aspectos, puede poner en riesgo el objetivo primordial de una empresa de mantener la rentabilidad y la competitividad. Las empresas que se anticipen y focalicen sus esfuerzos en estas materias estarán posiblemente mejor paradas en el largo plazo para enfrentar los desafíos futuros.